lunes, 22 de octubre de 2007

DEBATE SOBRE EL VELO ISLÁMICO



No hay duda que efectivamente en el debate sobre el velo lo que ocurre realmente es lo contrario. Lo que está claro es que, a raíz de los supuestos que están ocurriendo de las niñas musulmanas que acuden con velo a las escuelas es poner un enorme velo, y que mejor dicho, (más bien burka) sobre la cuestión de la igualdad de mujeres y hombres.

Y es que, lo que hay que tener en cuenta es que estamos jugando con una cosa, con la educación. Un derecho fundamental cuyo ejercicio no debe ser conculcado de ninguna manera, puesto que es uno de los instrumentos imprescindibles para la erradicación de toda clase de discriminación. Pero ello no debería relegar el debate de fondo: el de la igualdad. Sin embargo lo hace.

No me voy a referir al caso de las dos niñas de Ceuta ya que se han vuelto a reproducir los mismos argumentos que en el caso de la niña de Girona. Por su parte, el ministro de Exteriores español, que ostenta la presidencia de la OSCE sobre Intolerancia y Discriminación contra los musulmanes, señaló en relación a este problema, la necesidad de diálogo interreligioso e intercultural para fomentar la tolerancia y el respeto mutuo y ha hecho un llamamiento a las comunidades musulmanas para que participen en la vida política y social del lugar de residencia.

Esto me parece lógico, pero si ese diálogo del que habla se construye sobre omisiones va a resultar un diálogo falso con víctimas reales. Y eso, desgraciadamente, es lo que ha pasado y está pasando. Un debate, que según Moratinos no existe en España. Esta situación es como, por poner un ejemplo, cuando los niños, que creen que si se tapan los ojos no los podemos ver. Pues así de claro se está actuando cuando se habla de asuntos molestos, no sólo para la alianza de civilizaciones, sino para las civilizaciones mismas que deben establecer la alianza. Salvo que aceptemos una alianza en la que salgamos perdiendo las de siempre, que no es novedad.

Por lo tanto, hay que respetar sus derechos fundamentales y tolerar a todas las religiones y con ello, sus tradiciones. Asimismo, no debemos limitarnos al debate que ha creado y crea el que los niños lleven a la escuela su identidad, como es el velo islámico. Recordemos que también en Francia se prohibió llevar simbolos religiosos a las aulas. Y es que, lo que hay que tener claro, es que es un cuestión de calado europeo.

De hecho, en los últimos años se han producido diversas guerras de símbolos, que enfrentan la diversidad de culturas, lenguas y opiniones que conviven en un mismo territorio. Como el caso de las viñetas sobre Mahoma; o el caso de la revista Jueves que publicaron un especie de sátira sobre el heredero de la monarquía española, así como la quema de fotografías del rey Juan Carlos I, y como último ejemplo, podría decir, la indiferencia general de la inmigración hacia la lengua catalana en Cataluña.

2 comentarios:

Advenedizo dijo...

Me da la impresión de que el problema del velo lo será en la medida en que queramos crearlo. Algunas estudiantes marroquíes en su país no lo llevan y se lo ponen cuando llevan un tiempo aquí: es cuestión de reafirmarse en la propia identidad lejos de casa. Se crea cierta manía persecutoria en algunos entornos.

El problema es que a la mujer también la degradan muchas otras modas y costumbres muy occidentales y laicas que no se pueden prohibir, porque si nos ponemos, el reggaeton es más machista que un programa de fútbol de la tele. ¿Obligamos a las amas de casa de vocación opusina a buscar trabajo y lucir minifalda? El problema es la educación que den a sus hijos o la evidente tendencia, que llevan en el código genético desde que el primer mono empezó a adorar el fuego, de los religiosos por imponer sus ideas y llorar por las esquinas si nadie les hace caso (y no tienen armas a mano para obligarlos). En el momento que el opusino o el imam empiecen a decirle a los no creyentes lo que tienen que hacer es cuando se encarcela al susodicho. Pero no se puede llegar quitando velos, porque además de ser algo que una occidental laica no toleraría -que alguien le dijese como tiene que vestir- resulta, cuando menos, paternalista.

El problema no va a ser el velo de fuera, sino las telarañas de dentro de la cabeza de más un religioso. Que la niña lleve el velo y bragas de cuello vuelto, pero que pueda quitárselos si quiere, que acabe la educación obligatoria, que nadie le ponga una mano encima, que si quiere apostatar de lo que haga falta ni le tosan, que cobre lo mismo que sus hermanos cuando empiece a trabajar, etc., que al final es de lo que se trata, en España y olé o en el Gabón. Vamos, digo yo :P.

Advenedizo dijo...

Sobre las elecciones de éste tipo, usando como ejemplo precisamente a las mujeres musulmanas, una opinión más capacitada que la de servidor, el filósofo esloveno Slavoj Zizek, en http://es.geocities.com/zizekencastellano/artCotragobilus.htm